18 de diciembre de 2017

Ayuno de noticias


  Escribo esto con la experiencia y la autoridad que me dan casi 25 años trabajando como periodista internacional. Cumpliendo tales funciones he sido privilegiada al vivir experiencias que otros solo han visto por televisión o fotografías o leído en los periódicos.
    Quiero comenzar diciendo que esta crisis es un festín para la prensa mundial. Sé por experiencia que no es mala fe ni es sesgado a propósito, la prensa mundial solo hace eco de lo que ve y de lo que le cuentan. ¿Cómo no va a ser noticia que un candidato presidencial diga, y en Washington, que el país está a las puertas de una guerra civil? Los reporteros están buscando su noticia, el titular del día,  y saben detectar cuando lo han conseguido.
     Los que vivimos aquí sabemos que los saqueadores y bandoleros son unos "cuatro gatos", como decía Micheletti en su momento, pero a la prensa mundial le bastan las declaraciones de un tipo que no conocen  y unas fotografías de cuatro encapuchados en medio de llantas ardiendo, o entre el gas de las bombas lacrimógenas, para creer que es cierto.
      Cuando trabajaba en Venezuela como corresponsal de CNN español me tocó cubrir infinidad de protestas, de esas en las que cuatro “encapuchados” causaban un gran caos en el congestionado Caracas. A fuerza de cubrirlas a diario fui perdiendo el interés y dándome cuenta de que solo era un show de media hora que luego le daba la vuelta al mundo. En una ocasión le dije al jefe en Atlanta que la protesta de ese día no tenía importancia, que eran muy pocas personas causando desorden nada más. “ No necesitas más, me dijo, para causar el caos basta con cuatro o cinco, las imágenes lo valen” agregó. Desgraciadamente es una gran verdad. Son las imágenes del caos las que venden y las que llaman la atención de la prensa internacional.
     Desafortunadamente son las noticias divulgadas por la prensa internacional las que cuentan la historia al mundo. Y también es cierto que los periodistas internacionales tienen su tendencia ideológica personal. No la dejan ver abiertamente en sus reportes, pues se cuidan de no emitir juicios de valor y son escrupulosos con lo del balance, todos los actores tienen que estar en escena y recibir el mismo espacio, pero sí se inclinan a creer aquello que se ajusta más a su pensamiento político o ideológico. Es decir, hablan con todos los actores, pero le dan mayor crédito a aquél que les es afín en pensamiento. 
       Además, estar en contra de lo establecido siempre es más atractivo y prestigioso;  eso explica que Jaime Bayly, abiertamente de derecha, azote  por igual a Nasralla y  a JOH. Aunque su pensamiento sea de derecha no quiere ser visto como defensor de JOH. O que Fernando del Rincón, siempre incisivo, tratara a Nasralla con guante de seda mientras fue severo, como debe ser, con JOH. El tampoco quería ser visto como un defensor de JOH y prefirió mostrarse condescendiente con Nasralla, que al fin y al cabo es la oposición.
       Antes de que Hugo Chávez se hiciera con el poder en Venezuela,  ese país vivió, y vive, una situación de polarización similar a la que hay ahora en Honduras. Como periodista internacional vi, y censuré, que la prensa tomara partido abierto en contra de Chávez. Pensaba que su deber era ser imparcial. “Antes que periodista soy venezolana” me dijo una periodista a la que entrevisté para un reporte sobre ese tema. No estuve de acuerdo y  en estos días lo he recordado.
    En el 2009 hice mi mejor esfuerzo, y no fue fácil, para hacer un trabajo imparcial sobre la destitución del expresidente Manuel Zelaya. Yo creo que lo conseguí, Univisión incluso me hizo un reconocimiento pues fue la noticia del año en América Latina.  Sin embargo, los "blancos" me acusaron de ser “cuatrera” y la resistencia me acusó de ser “perfumada”. Los hondureños en EEUU se enojaron porque mis reportes para Univisión le daban cabida a Mel y, hoy vemos a muchos de ellos manifestándose en Estados Unidos a favor de la Alianza.  No deja de ser desconcertante ver personas que en el 2009 eran abanderados contra Mel y hoy son defensores de la Alianza.  Hoy los de la Alianza se enfurecen si uno reporta la muerte de la hermana del Presidente y los nacionalistas se molestan porque se reporta que Mel tuvo un percance y se cayó. Pero eso no es lo peor, los de la Alianza se enojan si uno reporta cada barbaridad que dice Nasralla y empiezan a negar que lo dijo aunque lo estén escuchando. Sinceramente es agotador tratar de ser imparcial, es más fácil tomar partido, aunque eso sea un pecado profesionalmente hablando.
      Esta ocasión es un poco peor debido al auge de las redes sociales,  que han permitido que cualquiera pueda dar su opinión, y ya sabemos que hay opiniones y opiniones, ya no somos los periodistas sino los ciudadanos dando cada cual su punto de vista. Así la misma fotografía se publica con diferente leyenda, según el bando de la persona que la compartió. Lo peor no es que las personas escriban o publiquen cualquier cosa, lo peor,  como le dije a alguien recientemente, es que haya gente dispuesta a creer todo lo que se publica en las redes.
      “Así como canal 6 saca los muertos, ¿por qué no sacaron los muertos del helicóptero?” me escribió una persona. Estoy horrorizada del grado de morbosidad al que hemos descendido como sociedad. “Estoy segura que ni viendo los cadáveres creería usted que estas personas murieron, le dije a otra persona que reclamaba las fotografías; me diría que son dobles, muñecos o montaje” concluí.
      Porque ese es el nivel en el que estamos y es tóxico para uno como periodista estar expuesto a toda esta clase de comentarios, a veces de personas de las que uno esperaría una conducta diferente.
      Y es tóxico también tener que escuchar todos los días a personas que movidas por la ambición, el ego y el egoísmo, dicen y hacen cualquier barbaridad.
      Quizás necesito hacer un “ayuno” de noticias como me han aconsejado. Lamentablemente para mi el periodismo es una pasión y no tengo la fuerza de voluntad para darme ese lujo.